Cuando el propietario Carlos Silva llegó a Miami desde su Portugal natal en la década de 1990, estaba tan emocionado de ver un restaurante portugués preparándose para su gran inauguración que llamó con entusiasmo a la puerta y fue recibido por el propietario. Complació a su compatriota con un adelanto del menú: un bacalhao (bacalao) a la parrilla perfectamente cocinado con vinho verde. Al final de la comida, Carlos entregó agradecido un billete de veinte dólares y se convirtió así en el primer cliente del restaurante Old Lisbon.
Unos años después de esa fatídica visita, Carlos se convirtió en propietario de Old Lisbon y, con su visión y arduo trabajo, convirtió este otrora humilde restaurante en una icónica cadena portuguesa de restaurantes de alta cocina con tres ubicaciones.
Cuando el propietario Carlos Silva llegó a Miami desde su Portugal natal en la década de 1990, estaba tan emocionado de ver un restaurante portugués preparándose para su gran inauguración que llamó con entusiasmo a la puerta y fue recibido por el propietario. Complació a su compatriota con un adelanto del menú: un bacalhao (bacalao) a la parrilla perfectamente cocinado con vinho verde. Al final de la comida, Carlos entregó agradecido un billete de veinte dólares y se convirtió así en el primer cliente del restaurante Old Lisbon.
Unos años después de esa fatídica visita, Carlos se convirtió en propietario de Old Lisbon y, con su visión y arduo trabajo, convirtió este otrora humilde restaurante en una icónica cadena portuguesa de restaurantes de alta cocina con tres ubicaciones.